UN PUNTO EN SU ITINERARIO
por: M. Carmen Gascón Baquero
Directora Literaria
Chantal Maillard se despliega y al escucharla nos deja ver dentro de los pliegues; podemos cobijarnos en cada palabra y jugar con ellas o curarlas o reconocernos; pero desde el principio se invierte figura y fondo; sus poemas caen como piedras ¿que flotan lentamente? y sin llegar a rozarte ya te atraviesan; una danza transparente que se repite entre aconteceres opacos.
Estas PoeMorias fueron grabadas en un luminoso día de septiembre en Málaga, pero ¿no rompe Chantal ese paisaje desde sus primeras frases? Yo las siento como en “La clef des champs” (La llave de los campos) de Magritte. Te acercas a sus poemas, casi te cortas pero, si nos aproximamos más, vemos que los fragmentos de vida que se han roto se han llevado parte del paisaje.
Nos abre la mano y reconocemos papel de cuaderno ¿con zarpazos de tinta?
Nos regala su memoria en pedazos arrugados que cada oyente podemos desdoblar y recomponer.
Con su voz garabatea un laberinto al que entramos ¿con esa “otra inocencia” que ella busca para si? Adentrados, todo verso forma parte del mismo texto-vida; ella se torna espejo en sus diarios, nos sugiere que tomemos las medidas al miedo, se rebela y nos revela elegidos poemas. Muestra grietas que son luz y monstruo; de puntillas escuchamos ecos de rabia.
Ella misma es escenario, atrezo, actores, autor, público y crítica. Esto lo aprendí de Charles Simic, definiendo lo que es un poema; ahora nos desgarra.
Chantal es una Ariadna que tiñe y alarga los hilos para luego asegurar que tenemos que soltarlos. A tientas nos invita a recorrer unos centímetros en el mapa… un atracón de mundos junto a enfermas tempestades. Al mismo tiempo sus textos son solubles, se quedan ya dentro para siempre ¿disueltos? ¿resueltos?
¡Gracias Chantal por dejarnos tu luz encendida!
Una luz sonora de la que podéis ver unas pinceladas en el vídeo de esta presentación.
En el apartado Nuestra Editorial de la Fonoteca tenéis a vuestra disposición de forma gratuita las PoeMorias completas de Chantal Maillard, 93 minutos de Vida que no deberíais dejar de escuchar.