POETA PERSA CON LUZ UNIVERSAL

Fahmi Besharat
Es habitual que los presidentes de gobierno utilicen de vez en cuando alguna cita poética en sus discursos. El pasado sábado Pedro Sánchez eligió unos versos del gran poeta persa, Al Saadi para llamar a la unidad.
El poeta, filósofo y escritor Al Saadi nació en Shiraz (actual Irán) a principios del siglo XIII de la era cristiana y murió casi a finales. Es un poeta clásico y por lo tanto moderno, capaz de seguir transmitiendo a las actuales generaciones luz y sabiduría. Su obra y pensamiento fueron conocidos en Europa a mediados del siglo XVI.
Cuando el otro día se mencionó al poeta Al Saadi lo primero que pensé fue que las antiguas civilizaciones, como la persa o la griega, sufrieron el dominio de las religiones monoteístas y en parte se desvirtuó la esencia de dichas culturas ancestrales. Sin duda que también ganaron de la mezcla cultural pero perdieron su originalidad a manos del cristianismo en el caso de Grecia y a manos del Islam en el caso persa.
Por eso algunos intelectuales persas se rebelaron contra el dominio árabe en su producción literaria, como Alferdousi que escribió su Shahname poético (Historia de los Reyes) totalmente en farsi y se le considera el Homero de la nación persa.
A diferencia de ellos, nuestro poeta Al Saadi sabe contemporizar ambas culturas y lenguas, escribiendo en farsi y en árabe; en esta última lengua escribe un poema expresando su duelo por la destrucción de Bagdad, acaecida a manos de los Mongoles en 1285. Le causó mucho dolor saber que quemaron las bibliotecas de su ciudad de culto, su Bagdad de la juventud donde cursó sus estudios con los mejores maestros de su época; estudiar en Bagdad, entonces, era cómo hacerlo hoy en Oxford o Harvard.
Fue un cosmopolita; viajó por Siria, Egipto, el Magreb y posiblemente la India; de sus viajes aprende de los sabios y también de las gentes del pueblo, de allí emana su humanismo y su universalismo; mezcla la religión islámica en su vertiente más humana y universal con la cultura ancestral de su pueblo; resume su visión de la vida y da consejos morales y religiosos. Nos deja su legado en dos grandes libros en farsi titulados Golestán (La rosaleda) y Bustán (El jardín de flores), y otro libro de treinta poemas en árabe.
Es importante señalar que incluso cuando escribe en árabe, Al Saadi se inclina por un verso suave, sencillo, fácil de comprender. Estaba rompiendo con el estilo de la poesía árabe clásica.
Tampoco descuidó la poesía amorosa y tiene poemas de gran dulzura en este género. Al día de hoy su ciudad, Shiraz, sigue siendo la ciudad del amor la belleza y las flores. Cuando viajé a Shiraz, hace pocos años, un amigo iraní me advirtió: ¡Cuídate del hechizo del amor shirazi!
Su mausoleo es punto de encuentro cada 21 de abril donde se le honra y se recitan sus poemas.
En Occidente muchos pensadores, filósofos y escritores de renombre, desde hace siglos, han manifestado su admiración por Al Saadi; Lord Byron, Goethe y Voltaire entre otros. Fue traducido al francés y seguidamente a otros idiomas europeos.
Este es el fragmento de su poema que está expuesto en un tapiz, en el Hall de las Naciones Unidas.
Todos los seres humanos
somos parte de un mismo cuerpo.
Cuando la vida afecta a uno de ellos
el resto del cuerpo sufre igual.
Si no te afecta el dolor de los demás
es que no mereces llamarte humano.
Deseo destacar que este fragmento emana directamente de su cultura islámica y que el hecho de que el poema citado esté plasmado en un tapiz no es casualidad: la cultura persa tiende a tejer los versos de sus estrellas en tapices: escenas pintadas que representan los versos correspondientes.
Autor: Fahmi Besharat, Cirujano y Humanista