Nazik Almalaika

نازك الملائكة

Poeta iraquí,  innovadora de la métrica en la poesía árabe

Nazik

 

Poeta políglota, cosmopolita y comprometida con su gente y con su género, defendió a la mujer y denunció con su poesía las injusticias que se cometen contra los derechos de ésta. Fue revolucionaria por su estilo poético.

La poeta iraquí NAZIK ALMALAIKA nació en 1923 en Bagdad en el seno de una familia de intelectuales; tanto su padre como su madre eran poetas y literatos. Este ambiente facilitó su vocación para escribir poesía desde su infancia.

Lo que hace de Nazik un referente en la poesía árabe no es su condición de mujer, que es importante, sino el ser pionera al adoptar una nueva forma de la poesía -cambiando el rígido reglamento de la poesía clásica-.

La poesía árabe clásica se compone con arreglo a diecisiete escalas musicales o métricas  con nombres bien definidos y es obligatorio seguir estas escalas. Ello hace que la percibamos como música.
El conocedor de estas escalas sabe distinguir a qué escala pertenece tal o tal poema como cuando en la poesía española analizamos los distintos tipos de estrofas.

El nuevo estilo que añade Nazik es lo que se acostumbra a llamar el verso libre, denostado en un principio por los académicos de la época pero pronto seguido por otros muchos autores. Uno de ellos fue su compatriota y poeta coetáneo Bader Shaker Alsiab; algunos sostienen que él fue el primero en publicar un poema del nuevo género. Polémica aparte, Nazik creó un nuevo mundo literario en muchos aspectos.

Sus primeros estudios fueron en Bagdad y se licencia en Literatura Árabe en 1944; estudió música árabe contemporánea e interpretación en el Instituto de Bellas Artes.

Más tarde se traslada a Estados Unidos y se gradúa en Literatura Comparada por la Universidad de Wisconsin.

Una de sus primeras publicaciones en verso libre incluye CÓLERA, por eso la recordé en esta pandemia.
Hubo una epidemia de cólera en Egipto en 1946 que causó estragos entre la población más vulnerable y ella la expresa así:

Cólera

En la gruta terrible con los restos podridos;
en el silencio cruel para siempre,
donde la muerte es bálsamo,
ha despertado el cólera
y se vierte con odio, vengativo.
Busca el alegre valle luminoso
grita loco convulso
sin prestar atención a los que lloran.
Por todos los lugares dejan huella sus garras:
en la choza en la casa campesina
¿La muerte? ¿La muerte? ¿La muerte?

Con su gran conocimiento del inglés, francés y latín accede a la cultura occidental y conoce a autores como Thomas Gray, Lord  Byron, Keats y otros. Todo ello lo mezcla ingeniosamente con la cultura ancestral de su patria: usa abundantes vocablos con lenguaje suave y musical.

Su poesía tiene un trasfondo social. Nazik defiende a la mujer y denuncia las injusticias cometidas contra ella.

Este fragmento de su poema Lavar la deshonra es reflejo de dicha inquietud.

¡Mamá! Un estertor, lágrimas, negrura.
La sangre fluye, el cuerpo apuñalado tiembla,
el pelo ondulado se ensucia de barro.
¡Mamá! Sólo se oye al verdugo.
Mañana vendrá la aurora,
las rosas se despertarán
a la llamada de los veinte años
y la esperanza fascinada.
Las flores de los prados responden:
Se ha marchado… a lavar la deshonra.
El brutal verdugo regresa y dice a la gente:
¿La deshonra? –limpia su puñal-.
Hemos despedazado la deshonra.
De nuevo somos virtuosos, de buena fama, dignos.

Vecinas del barrio, chicas del pueblo,
amasaremos el pan con nuestras lágrimas,
nos cortaremos las trenzas,
nos decoloraremos las manos
para que sus ropas permanezcan blancas y puras.
No sonreiremos ni nos alegraremos ni nos giraremos
porque el puñal, en la mano de nuestro padre
o de nuestro hermano, nos vigila
y mañana, ¿quién sabe en qué desierto
nos enterrará para lavar la deshonra?

Este drama expresado en el poema no viene del vacío; es la realidad cotidiana que sufren algunas mujeres en muchos países.

NAZIK ALMALAIKA fue profesora de universidad al igual que su marido. Crearon una universidad en Basora (Irak) pero por algunos acontecimiento políticos se trasladaron a la Universidad de Kuwait. Desde 1990 vivió en El Cairo (Egipto) donde fallece en 2007.

No fue ajena a la Causa Árabe ni a los diferentes episodios trágicos que sufrió su país, Irak, ni otros países en donde tuvo que refugiarse por razones políticas; todo ello se refleja en su obra que no está exenta de un tinte melancólico.

La poesía revela el alma de los pueblos y el pueblo árabe no es una excepción, al contrario, se enorgullecen de su legado poético a lo largo de su historia.

Fahmi

 

Por Fahmi Besharat